Línea de atención al cliente, infolínea… como queráis llamarla. Me refiero a ese 902 que suele estar corriendo por la pantalla durante los call-tv y que, si no está corriendo, está tapado parcialmente por la mosca del canal (como suele ocurrir en los concursos de los canales de Telecinco).

Al lío. Os voy a contar brevemente un par de casos de los que he tenido constancia. Demuestran que ponen esa línea para ¿aparentar legalidad? ¿rellenar espacio en pantalla?, pero para lo que es atender al cliente, ni por asomo. Ambos casos con call-tv de la misma productora, no diremos cual por precaución.

El primero: un teleespectador detecta que se ha dado como válida una respuesta incorrecta en un juego de buscar palabras que correspondan a cierta categoría.

El espectador llama al famoso 902 de atención y en primer lugar pregunta la respuesta que se dio al juego, ante lo cual la persona que contesta insinúa que no se mantiene un registro de las respuestas (????).

Tras insistir, finalmente el interlocutor va a consultarlo y confirma al espectador que ha oído bien y han colado una respuesta incorrecta como correcta.

El espectador explica al operador por qué la respuesta es inválida y éste dice que lo consultará con el encargado de atención al cliente y le pide, tras alguna reticencia, su teléfono para explicarle el desenlace del caso.

Esto fue a finales de abril. Pues bien, sin respuesta hasta este momento.

El otro caso se produjo a principios de mayo. Una espectadora, viendo el resultado absurdo (siendo generosos) del típico juego de «suma todos los números«, llamó indignada a la infolínea para pedir explicaciones sobre la metodología.

«Las soluciones de los juegos siguen una estrategia», fue lo único que le dijo quien cogió el teléfono. Exigió hablar con un responsable que le explicara cómo esa suma podía dar el resultado mostrado o, de lo contrario, tenía intención de acudir a la oficina de atención al consumidor.

Le pidieron el nombre y un teléfono de contacto diciéndole que se comunicarían con ella. Pues bien, nada de nada. ¿A que no os sorprende? De hecho, intentó llamar en los días subsiguientes y no hubo forma de hablar con nadie.

Si podemos, os contaremos el final de su aventura tras pasar por la oficina del consumidor…